Yorkshire Terrier

Origen:
El Yorkshire Terrier, conocido también como “Yorkie”, tiene sus raíces en Inglaterra, específicamente en el siglo XIX, donde era utilizado para cazar ratas en las fábricas de lana del condado de Yorkshire. Con el tiempo, esta raza se hizo muy popular en los hogares de la clase alta por su tamaño pequeño y su carácter enérgico.

Cuidados:
El Yorkie necesita cuidados constantes, sobre todo en cuanto a su pelaje. Es recomendable cepillarlo a diario para evitar que se formen nudos. Su pequeño tamaño lo hace propenso a sufrir problemas dentales, por lo que es importante mantener una buena higiene bucal. Además, a pesar de su tamaño, es un perro muy activo que necesita ejercicio moderado.

Pelo:
El pelaje del Yorkshire Terrier es fino, sedoso y liso, similar al cabello humano. Es hipoalergénico, pero requiere un cuidado riguroso para evitar que se enrede. Muchas veces, los dueños optan por recortar su pelo para facilitar su mantenimiento.

Color:
El Yorkie tiene un pelaje que puede variar entre el negro y fuego o azul acero con fuego, lo que le otorga un aspecto elegante y distintivo.

Comportamiento:
A pesar de su tamaño pequeño, el Yorkie es un perro valiente, inteligente y protector. Es un excelente perro guardián, ya que es muy alerta y ladrará para advertir a sus dueños de cualquier cosa fuera de lo común. Sin embargo, también es un perro afectuoso y leal, lo que lo convierte en una excelente compañía.

Altura y Peso:
La altura de un Yorkshire Terrier adulto varía entre los 15 y 18 cm, y su peso oscila entre los 2 y 3.5 kg.

Historia:
Aunque el Yorkshire Terrier fue criado inicialmente para cazar ratas, rápidamente ganó popularidad como un perro de compañía. Su pequeño tamaño y su pelaje largo y elegante lo hicieron un favorito entre la alta sociedad, lo que llevó a la raza a ser reconocida por el Kennel Club del Reino Unido en 1886. A lo largo de los años, su popularidad ha crecido, convirtiéndose en una de las razas pequeñas más queridas en todo el mundo.